A medida que las familias van evolucionando se van enfrentan a diferentes situaciones de dificultad, que, si no se solucionan adecuadamente, producen mucho malestar entre sus integrantes. El conflicto es inherente al ser humano y por ello forma parte inevitable de la convivencia, imaginar una familia en la que no existan conflictos no es posible ni valorable, puesto que un conflicto bien gestionado, nos permite crecer y desarrollar nuevas y mejores maneras de relacionarnos.
De todos los conflictos que se pueden dar en la sociedad, los familiares son los más habituales y los que suelen producir mayor dolor, y no solo por las partes enfrentadas en el conflicto, ya que sus integrantes sufren, sino también por las personas con las que han creado ciertos vínculos sentimentales.
En la mayoría de las ocasiones, las familias no saben cómo resolver sus propios conflictos, tal vez porque no cuentan con ciertas habilidades para buscar y encontrar soluciones. Por ello desde la mediación familiar, se proporcionarán herramientas que les permitan resolver con mayor facilidad aquellos conflictos que se originan en el contexto familiar, y para establecer relaciones positivas donde los integrantes de la misma se sientan reconocidas y valoradas.
La mediación como un método pacífico de gestionar y solucionar los conflictos está cobrando cada vez más importancia, pero esto no se debe al hecho de que los problemas en las familias puedan haber aumentado o ser más complejos, sino, principalmente, por las grandes ventajas que presenta la mediación para cuidar las relaciones familiares, aún en los momentos difíciles. La mediación se basa en la idea de cooperación y no en la de enfrentamiento. Pretende que los integrantes de la familia se puedan comunicar desde el respeto y hacer del diálogo el cauce para manifestar sus necesidades e intereses.
Durante el proceso, el mediador o la mediadora, será quien ayude a ir disminuyendo aquellos conflictos en los que, a menudo, se ven envueltas las familias cuando tiene alguna disputa, actuara como facilitador para que fluya la comunicación entre las partes enfrentadas. Es un profesional formado en técnicas específicas de comunicación que crea un clima de confianza necesario para que las personas se puedan comunicar libremente. Ellas son las que llevan adelante la mediación, ya que esta parte de la base de que cada uno es capaz de gestionar su conflicto y de buscar las soluciones que mejor le convienen en cada caso. Así, a través de la comunicación o el dialogo entre las partes enfrentadas en el conflicto, con la ayuda del mediador, pueden tratar los temas que les preocupan, manifestar sus sentimientos, emocionarse cuando lo necesiten, ser escuchados por el otro, y decir lo que siente y piensa respecto al tema.
A medida que la sociedad va cambiando, el número de conflictos también han ido aumentando y aun algo más relevante ha ido aumentando su “complejidad” conforme se cubren las necesidades básicas, de modo que es habitual encontrarnos con personas que ante un problema emprenden acciones judiciales para resolverlo.
Este será un camino largo que hace que el conflicto también se alargue en el tiempo y en muchas ocasiones, se agudice a lo largo de él. Así, se polarizan cada vez más las posiciones que traen las partes y puede finalizar, aparentemente, con un ganador y un perdedor, sin la plena satisfacción de ninguno.
En muchos de los casos esta vía para solucionar los problemas será necesaria, pero tenemos la opción de elegir otros caminos más “amables” y no menos efectivos, que, además, nos permiten de alguna manera seguir siendo una familia, tal vez cambiando su estructura, debido al conflicto. La mediación familiar nos ofrece esa gran oportunidad, porque al ser la familia un sistema, en el que todos nos sintamos ganadores tras un conflicto, nos ayudará a seguir creciendo como personas y nos permitirá fortalecernos en la red familiar, si hemos sabido gestionarla positivamente.
Paula Andrea Higuita Echavarría
Alumna del Máster de Mediación de la VIU