8M: Nuestro derecho a ser

La historia nos cuenta que los orígenes del Día Internacional de la Mujer se encuentran en diferentes manifestaciones de mujeres, especialmente en Europa que, en el siglo XX, exigían tener derecho a votar, reclamaban mejores condiciones de trabajo y buscaban la igualdad entre los sexos.

Desde ese entonces hasta hoy, hemos avanzado mucho, hemos conseguido grandes cosas, pero aún no hemos llegado al objetivo. Hace unos años, en pleno siglo XXI, año 2020, me planteaba una persona conocida si consideraba de verdad que era necesario que las mujeres “tuvieran su propio día y que si era así, por qué los hombres no tenían uno. Y fue justamente cuando supe que el 8 de marzo seguía siendo más que necesario.

Y es que, en mi opinión, hay una gran confusión al respecto. Para mí, no se trata de pelearse por quién tiene un día y quién no, no se trata de enfadarse porque este día exista, ni se trata de celebrar una fiesta,… Se trata de luchar por la igualdad real de derechos y oportunidades. Se trata de reconocer un día que conmemora la necesidad de que las mujeres tengan una mayor participación en la sociedad, un día en el que recordemos de dónde venimos y hacia dónde vamos.

La Organización de Naciones Unidas expone que, en términos globales, en todo el mundo las mujeres están por debajo de los hombres en los indicadores de desarrollo sostenible. Sí, “están por debajo”. Yo, aún, sigo planteándome cómo el hecho de pertenecer a un sexo u a otro puede ocasionar tantas diferencias. Y no hablo de la biología, hablo de cómo somos educados, cómo aprendemos a socializar y a relacionarnos, cómo aprendemos a comportarnos, a buscar un camino u otro, a tener diferentes miedos, diferentes oportunidades, a creer que tenemos ciertos derechos o no, a permitirnos ser o no ser…

La ONU también nos dice que casi dos tercios de las personas analfabetas, son mujeres. Lo llaman desigualdades de género. Que la mayoría de las personas pobres en el mundo, son mujeres. Esto es, feminización de la pobreza. Que las personas que menos acceso tienen a los servicios sociales básicos, son mujeres. Que existen personas que ganan menos dinero aun haciendo el mismo trabajo que el otro sexo, las mujeres. La brecha salarial. Que hay personas que teniendo la misma formación, consiguen trabajos de menor jerarquía, nuevamente, las mujeres. Que en 30 países se continúan haciendo mutilaciones genitales, femeninas, claro. Que dos tercios de las víctimas de trata de personas, vuelven a ser mujeres. Que el mayor porcentaje de víctimas objeto de trata con fines de explotación sexual, son mujeres, el 94% concretamente. Que las víctimas de secuestro con fines violentos y sexuales en vez de por pedido de dinero, son mujeres y niñas. Que cada 2 segundos una niña es forzada a matrimonio infantil. Que en muchos países todavía existen códigos legales que obligan a las mujeres a obedecer a sus maridos. Que, debido a la violencia machista, el hecho de ser mujer supone un grave peligro en cualquier lugar del mundo.

Y cuando ser” es un factor de riesgo, no podemos mirar hacia otro lado. Así que si tú, al igual que aquella persona, sigues cuestionando por qué son necesarias estas fechas, te lanzo yo una pregunta a ti; Sabiendo todo lo anterior, ¿cómo te planteas que no lo sean?.

El 8 de marzo nos recuerda que, lo que hoy conmemoramos, es una lucha que continúa hacia un objetivo que nos beneficia a todos y a todas, porque todos y todas tenemos derecho a ser.

Sara Rodríguez de Vera Campos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Scroll al inicio